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En este espacio quiero compartir con ustedes mi gusto por la cocina y todo lo relacionado con el mundo gastronómico. Espero que mis recomendaciones, recetas y todo tipo de información que publique aquí, sean útiles e interesantes para todos. No duden en preguntar o sugerir cualquier cosa. ¡Que aproveche!

lunes, 23 de agosto de 2010

Aceite, tomate, ajo y berenjena...

ACEITE DE OLIVA
El aceite de oliva varía en color, de un verde casi esmeralda hasta el amarillo más pálido, y en sabor desde un punto picante hasta el más suave. Los aceites de oliva se elaboran en distintos grados: el virgen extra procede de la primera presión, por lo que es el más sabroso, y por tanto, el más caro; sirve para aliñar ensaladas y para ingredientes crudos. Para cocinar hay que escoger el etiquetado como “aceite de oliva” o “para cocinar”. El aceite de oliva contiene muy pocas grasas saturadas, el tipo que relacionamos con enfermedades cardiovasculares.




TOMATE
El tomate es originario de América y llegó a Europa desde México, a raíz de la conquista. Los jugosos tomates madurados al sol aportan sabor a los platos mediterráneos, ya sean en crudo o cocinados. Cuando son muy insípidos, se puede complementar la receta con puré de tomate. Las tres variedades más comunes de tomate son:

  • Tomate bola: es el más grande, jugoso y dulzón. La mayoría de los platillos italianos incluyen en su elaboración este tipo de tomate.

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  • Tomate saladet: es más pequeño y alargado que el bola. Es el más común en México.


  • Tomate cherry: es muy pequeño. Normalmente es utilizado en ensaladas, como adorno, secado al horno o en conserva.

  • AJO
    Es un ingrediente básico en muchos platos mediterráneos, y se utiliza crudo, cocido, asado, deshidratado (en polvo), etc.




    BERENJENA
    Es originaria del sudeste asiático, fue llevada por los árabes a España y de ahí se extendió su consumo a todo el Mediterráneo, siendo ahora un ingrediente esencial para franceses e italianos. Nunca se come cruda, y para cocinarla hay que rebanarla y espolvorear los trozos con sal, luego dejar reposar 30 minutos antes de usarla; después se enjuagan y se escurren, se secan si se van a asar o freír. Esta técnica extrae la humedad y evita que la carne se reblandezca, además de eliminar el sabor amargo.



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